Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







miércoles, 28 de julio de 2010

SI YO ME LEVANTO Y ESCUPE LO BLANCO

Ya viene la niebla
vistiendo de blanco
el campo y el suelo,
empapando al árbol,
cargando de peso
las briznas de estío.

Y salgo a su encuentro
a ver lo perdido
y apenas muy tenue
diviso el camino
que acerca confuso
su pálido trazo
otrora bien claro.

Ya no estoy seguro
del paso que avanzo;
ya no reconozco
su tono y su firme.

Las gotas pequeñas
buscan mis pestañas
y obturan mis ojos
envueltos en blanco
sudor de la aurora.

Ni trinos ni vuelos
ni simples gorjeos
notan mis sentidos
turbados de blanco
mojado y opaco.

Si subo a lo alto
de un monte pelado
quizás ya los rayos
en lucha templada
venzan a las gotas
y asomen los prados.

Si tan alto subo,
¿por qué en lo más bajo
no veo mi mundo
que oculto se asoma
en su ducha diaria
queriendo apartarse
antes que lo atrape
el manto que cubre?

No quiero subir,
yo quiero que baje
el sol a por mí,
que todo lo atrape
y la capa de antes
se rinda a sus pies.

Entonces mi mundo
hecho de barullos,
de rocas y seres,
de caos moribundo
quizás resplandezca
un rato profundo.

Mis ojos librados
del peso mojado
verán venturosos
los trazos dorados,
los tallos marchitos,
las rosas llorosas
y el camino ancho.

Ya no me tropiezo
ni toco confuso
el ramo espinoso.
Ya no me confundo...
si no soy patoso.

El paso tan firme
de cuerpo sublime
no lo llevo puesto,
me quedo librando
el canto en el suelo,
el hoyo escondido
y el árbol caído.

Mañana mis ojos
querrán despertares
sin nubes someras,
sin capas de blanco;
querrán mis pestañas
tan firmes y secas
que no reconozcan
el camino largo
tan claro y tan raro
por no verlo apenas
en cielo tan raso.

Mañana mis ojos
después de soñar
que siempre sonríe
el sol más allá
querrán despertar
sin niebla estival.


VICENTE JAVIER-F

sábado, 24 de julio de 2010

MIRA LO BLANCO QUE FUE

Sombra morada
que ensalza
el dolor
de tu mirada.

Dime qué ves
a través de ese
tu ser.

Son sólo rumores
que llegan
temblando de luz
hasta tu piel.

¿Sientes borrosa
la luz que trémula
invade tu yo?

¿Cómo queda
tu pupila si tiembla
siempre que ve?

¿Cómo ves tú esos colores
que vibran entrando
a tu sien?

¿Tiemblas acaso
miedoso por no querer
conocer todo lo que se ve?

¿Alguien te ha dicho
de veras que hay que temblar
al mirar?

Mira de frente lo oscuro
que invade casi sin querer
todo lo blanco que fue.

Mira lo blanco
que queda en esa nada
por ver.

VICENTE JAVIER-F

jueves, 8 de julio de 2010

HOY HE VISTO A LA EDAD.

Hoy he visto a la edad caminar.
Hoy he visto a la edad... y a uno más.
Cuatro venían, mochilas en ristre,
bien de mañana por esta colina.
Paseo en el alba de piernas cansadas
y alma despierta que ya despereza.

Cuatro venían cargando sus años,
buscando horizontes distintos, lejanos.
La bruma ocultaba el siguiente recodo.
Si ellos no dudan pondrán su mirada
en la copa, en la cima, en la peña quebrada
de aquella montaña que pide arañarla
para tomarla en el alba clara.

Los sordos jadeos no serán expuestos
al aire que expande el esfuerzo y la lucha.
Costumbre extendida por toda la vida
ahora, ya tenues las fibras,
parece que sigue a merced de cualquiera.
Las fibras se quiebran, son hilos sin masa
y allí en la montaña descansa la parca.

He visto a los cuatro, cansinos, andando.
Después de un buen rato he visto a uno más.
¿Por qué se empeñó en quedar tan atrás?
Empeño de ganas por ver el mañana.
Si al alba camina, ¡ya gana, ya gana!
pero si la parca descubre su calma
por el cerro acecha, por el cerro llama.

Hoy he visto a la edad caminar
y no sé si el camino nos deja pasar.

VICENTE JAVIER-F

miércoles, 7 de julio de 2010

LS BOTAS QUE NO MUERDEN

Si los pasos que no muerden
se acostumbran a salir,
las botas Costuras de Púas
subirán por las montañas
moliendo montones de piedras;
subirán juntas laderas
y cuando ya no queden piedras
molerán sus propias piernas.

Si los pasos que no muerden
se acostumbran a vestir
botones de bello marfil
nunca molerán sus piernas,
no triturarán las piedras
de todas las tierras ajenas.

Si estos pasos no contemplan
la forma de triturar
de las botas con costuras
de agudos casquillos de plomo,
no tendrán por qué pasar
el romperse y el rasgarse
de tantos vestidos y trajes,
todos teñidos de rojo
desde las pieles del oso
hasta la terna en franela.

Pero hay pasos que no muerden
y no ascienden por los muros
para ver salvaje el frente
y cómo las uñas descalzas
levantan las lanzas y atizan
la gruesa capa de elefante
que hundido su peso en el polvo
perderá el latido gigante
para que ciertas costuras bien finas
cierren antes de dormir
cada botón de marfil.

VICENTE JAVIER-F