Vicente Javier-F

GRACIAS POR ENTRAR EN ESTE TROCITO DE MUNDO PARTICULAR, POR AYUDARME A BUSCAR ESE MOMENTO DE PLACIDEZ. A VECES NOS LLEGA SINTIENDO LO BELLO, LO SUAVE Y SERENO. LO MISMO TE OCURREN LOS SALTOS DE ASOMBRO. LA VISTA LO APRECIA Y LO BUSCA INCESANTE.







GRACIAS DE NUEVO AL LEER LO QUE ESCRIBO. LO MISMO OS DIGO POR VER LO QUE VI.







domingo, 31 de mayo de 2015

Una colina más abajo

Una colina más abajo de las nubes negras
hallarás los trazos del cariño que nos cubre
en este tramo del vivir al darnos tanto.
Una colina por debajo, donde anidan
las palabras que me pidas.
Una colina más abajo,
donde roce el tacto.

Y en polvo me quedo

Cinco minutos más y llegaré al final.
Ya oigo los perros ladrar.
Al otro lado estarán los guardias, patrullando
tras la valla demencial.
Quedan barrancos y pinchos y un recuerdo
que me arrastra a no querer ni llegar.
Recuerdo el canto de los gallos cada mañana al despertar.
Se enseñorean tras mi testa aunque no tengan ni tierra
en la que escarbar. También recuerdo a mi madre, toda vestida de blanco,
diciendo que vaya asco. Todo el luchar en sus manos
para, al final, siempre gritar:"¡vete a juntar con los gringos!"
Y aquí me veo perdido, esperando a un tal contacto,
que me quitará los pesos y hundirá mi estima,
jodida por ser ya un estigma.
Muerdo el polvo mientras llega el día
de dejar la vida que me hastía.
Me vuelve a aparecer el gallo por la mente,
tan inquieta como las propias gallinas.
¡Siempre escarbando en la tierra!
Y quién sabe en qué me hundiré si paso a las tierras
que los propios gringos nos quitaron...
¡Maldito polvo estrellado!
Ni siquiera hablo como ellos. Me repantigo en sus tacos.
Tampoco es que cubra yo santos, aquí en este México incierto,
pero el poder de su credo me suena al poder
del dinero. ¡Y qué más me da si me entierran!
¡Me cago en el puto dinero!
Me doy la vuelta y escupo en el suelo.
Lo mismo me pudre mi pobre consuelo
que el ansia que llevo por ser otro nuevo.
Me pego la vuelta y en polvo me quedo.

sábado, 23 de mayo de 2015

Entre luz y triste olvido

Sombras hay en el camino,
por el borde mismo de los días.
Crecen horas que intangibles cuantifican
e interponen su masiva transcendencia
entre el cielo del atrás y el purgatorio
del continuo pulular sin más sentido,
y conforman esas sombras del camino,
tan opacas que no alcanzas a borrarlas
cada vez que sigues vivo.

Es posible que creyendo que caminas
estés quieto, sorteando amorfas sombras
que te cubren y te envuelven con desdén.
Es posible que en penumbra estés dormido
y que sueñes que el avance va contigo.
Son opacas las continuas horas ciegas
que en vislumbres se supone que las vemos.
Pero abrir tus ojos ciegos con el grito del nacido
y cerrarlos al silencio del no ser, todo habrá
sido un suspiro entre luz y triste olvido.