Unas briznas presumidas,
confundidas por las gotas
que pretendan un abril que sueñe ahora.
(No les será dado.)
Se enamoran del festín del agua clara
y les gusta revivir
la querencia por las formas
de las nubes tan volubles
que emocionen
la inquietud de sus deudoras.
(Y se quieren engañadas.)
Y reviven
sin sentir a los ocultos segadores
de un blanco cristal de hielo.
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